Por José Luis de la Calva
(AUSTRALIA, Oceanía).- El joven exjugador de rugby australiano, Sam Ballard, que por comerse una babosa, estuvo 420 días en coma en coma, y a partir de ahí se encontraba tetrapléjico, falleció en su hogar rodeado de familiares y amigos.
El hecho ocurrió en el año 2010, durante la celebración de su cumpleaños 19, y aunque al principio no hubo estragos, los días posteriores comenzó a sentir fuertes dolores en las piernas y al acudir al médico le diagnosticaron una infección en el cerebro a causa de un parásito conocido como Angiostrongylus Cantonensis, alojado usualmente en babosas que se alimentan de haces de rata.
Sus últimas palabras dedicadas a su madre fueron: «Te Amo».
Este parásito causa una enfermedad llamada ‘meningoencefalitis eosinofílica‘, cuyos síntomas principales son inteso dolor de cabeza, náuseas, vómitos, convulsiones y otros trastornos neurológicos. Aunque, por lo general la enfermedad tiene cura, el joven no corrió esa suelte.
Katie Ballard, la progenitora, describió a medios locales lo difícil que había sido la vida para él.
No podía comer por sí mismo y necesitaba ayuda para ir al baño».